Esta pregunta me la hacen un montón, y anoche, la querida hermana de un querido amigo me la volvió a formular. Quienes me conocen saben que mi marido y yo estábamos en el mismo colegio (pololeamos desde tercero medio, ¡aw! ♥), entonces, claro, la pregunta cae de cajón. Pero, a la hora de postular a nuestro primogénito, ni siquiera averiguamos en qué consistía el proceso de admisión.
Guardo excelentes recuerdos de mi época escolar, y tengo mucho que agradecerle, partiendo por haber conocido a mi espléndido marido y maravillosas amistades. No tengo grandes traumas escolares, y cada vez me he ido topando con más exalumnos con interesantes formas de pensar y vivir. De hecho, hay muchos quienes han elegido Montessori para sus hijos.
¿Entonces, por qué no postulamos a este colegio que conocíamos, que lleva muchos años ubicado en la cúspide de los rankings PSU y SIMCE, el que tiene muchísimos más postulantes que cupos, en el que conocemos a tanta gente, el que tiene un buen nivel de inglés?
- Porque queríamos un colegio aconfesional, lo que lo descartaba de cuajo (a este y la gran mayoría de los colegios privados).
- Porque estamos al tanto del nivel de exigencia y de las prioridades que tiene el colegio, tanto por conocidos y amigos que tienen a sus hijos ahí como por gente que trabaja en él.
- Y lo más importante: porque no es Montessori. Es que, habiendo conocido Montessori, es difícil encontrarle el sentido a la educación tradicional…

Creo q el primer motivo es porque nos han hecho creer que TODO lo relacionado a cómo eran esos colegios es parte de lo retrógrado, de lo represivo, de lo bastante. Entonces creemos que si los mandamos allí, seremos parte y responsables de lo que pase con nuestros hijos. Tal vez sería interesante ocuparnos en rescatar todo lo bueno que esos colegios nos brindaron o las posibilidades que allí se restaron. Y de lo negativo, ver cómo ayudar a modificarlo. Si descubrimos que estos últimos son más q los positivos, entonces tendremos los fundamentos para optar por un cambio. Pero no olvidemos que para el niño entrar a un ámbito donde estuvo alguno de sus padres, le genera una sensación de contención y pertenencia tranquilizadora.
Me gustaMe gusta